Las recientes detenciones y escándalos en materia de corrupción urbanística han instaurado un nuevo término antes desconocido pero que ahora ya forma parte del moderno lenguaje periodístico, es la denominada < Pena del Telediario > un término utilizado para referirse a la exhibición y humillación pública que sufren muchos detenidos aún y cuando todavía no han prestado declaración ante el juez.
En muchas ocasiones no se respeta la presunción de inocencia y se denigra su imagen al propagar sus nombres e imágenes en todo tipo de sitios web, foros y portales de noticias. En el reciente Caso Pretoria toda la sociedad pudo ver como la Policía exhibía públicamente a los detenidos haciéndoles bajar enmanillados desde un furgón policial en plena vía pública y obligándoles a recoger sus pertenencias en bolsas de basura industriales todo ante los ojos de decenas de periodistas, fotógrafos y cámaras de televisión.
Internet no podía ser menos y es en estos casos cuando el gatillo fácil de la red no se deja esperar, es cada vez más frecuente ser sometidos al juicio paralelo de todo tipo de blogs, foros y sitios web cuya ansiedad por informar les lleva a participar en las más feroces críticas, insultos y abusos de expresiones. El presunto inocente empieza a sufrir las consecuencias, una avalancha de contenidos perjudiciales empezará a tejer el velo de la culpabilidad, la < Pena de Google > está servida y los contenidos empezarán a indexarse en este y otros motores de búsqueda mancillando y lesionando el nombre o marca expuesto al escenario de conflicto. Esta < pena del paseíllo > no está prevista en la legislación y permite dar rienda suelta a muchos blogueros ansiosos por conseguir cierto protagonismo en su círculo digital. La falta de contraste y profesionalidad añadirá el ingrediente definitivo creando distorsión ante las audiencias de Internet. Se trata de despojar a un ciudadano de su dignidad a cambio de un buen titular y un puñado de visitantes al exponer sus deficiencias en el mayor escaparate del mundo.
Para muchas personas sufrir el efecto del dedo acusador de Internet supone la peor de las condenas debido a la perdurabilidad y visibilidad que las informaciones ganan con el paso del tiempo aún y años después de haberse publicado. En estos casos la información puede llegar a convertirse en un estigma provocando graves daños a la imagen digital del sujeto e impidiendo su reinserción laboral.
Empresas consultoras como Identidad Legítima asesoran a clientes víctimas de este perfil de prácticas en Internet, Francisco Canals su director afirma que no existen procedimientos efectivos para detener una < pena del telediario > pero si métodos y sistemas que permiten anticipar ataques contra nombres y marcas en Internet. Se trata de invertir en labores preventivas, monitorizar la red de manera adecuada, oficializar las voces y las fuentes creando contramedidas efectivas que permitan una defensa eficaz ante ataques mediáticos. En ningún caso una empresa debe permitir ser víctima de una campaña de denigración en Internet, no actuar es el peor de los errores –afirma Canals- la consultoría de reputación digital permite implementar sistemas de defensa adecuados a cada circunstancia y evitar que la información pueda convertirse en un estigma para la marca afectada.